domingo, 20 de junio de 2010

¿Cómo comenzó la campaña?



El 6 de diciembre de 1989 en Montreal, Canadá, Marc Lépine de 25 años entra a una de las salas de clases de la Escuela Politécnica armado con un rifle y ordena que salgan todos los hombres pero que se queden todas las mujeres, luego alinea a las 9 mujeres que quedaron en el aula y tras gritarles “son unas feministas” dispara contra ellas. Mueren 6 y 3 quedan heridas, posteriormente dispara contra otras, matando a 14 mujeres jóvenes en total.

En su bolsillo se encuentra una carta en la cual expresa su resentimiento contra las mujeres por ser “responsables de todo lo malo en su vida” y describía el plan de asesinar a mujeres “feministas”. A su criterio, el estudio de la ingeniería era un rol exclusivamente masculino, y como tal las mujeres ahí le habían robado el lugar. Su pensamiento misógino le llevo a justificar su propio suicidio: “He decidido matar a las feministas que han arruinado mi vida...ellas siempre han tenido el talento de irritarme.” Esta carta contenía también el nombre de otras 19 mujeres que pensaba matar, incluyendo a la primera bombera de la provincia, la capitana de la policía y otras en cargos directivos.

Lépine no era estudiante de la politécnica, pues no había sido aceptado, al igual que no fue aceptado en el ejercito. Provenía de una familia en la cual recibía golpizas por parte de su padre, quien posteriormente les abandona.

La tragedia ocurrida provocó un cambio en la manera en que se combatía la violencia sexista en el país, y luego en el mundo, ya no era un problema exclusivo del movimiento feminista. Este femicidio que salió a la luz pública se instaló en el conciente colectivo y motivó la participación de grupos de hombres en este problema.

Investigadores, políticos, activistas y hombres de diferentes lugares del país decidieron dedicar una campaña para ponerle Finn al fenómeno de la violencia cometida por hombres contra las mujeres, pero esta campaña debía incluir hombres que alzaran su voz y rompieran el silencia, asumiendo así responsabilidad para implicarse e implicar a otros hombres a hacer algo contra la violencia masculina.

En 1991 se lanza una campaña masiva y se distribuyen alrededor de 100 mil lazos blancos a los hombres canadienses. El lazo adopta el color de la paz como símbolo del compromiso público de los hombres que lo portan de no ejercer violencia contra las mujeres, no permitir que otros lo hagan y no permanecer en silencio frente al problema.

A partir de esta fecha, la campaña se propaga internacionalmente. Particularmente en los días previos a la masacre, desde el 25 de noviembre hasta el 6 de diciembre, y en días importantes como el día del padre, de la madre, de la mujer, y el día contra la violencia hacia las mujeres.

La campaña ha crecido mucho, y se ha interesado por realizar un trabajo amplio de educación popular comunitaria y sensibilización con respecto a otros tipos de violencia también, como lo es la violencia masculina sobre otros hombres, jovenes niñas y niños. El movimiento se ha transformado en una organización no gubernamental

Cada campaña desarrolla sus propios métodos y acciones (cursos, manifestaciones, campañas publicitarias, etc.) y se apoyan unas en otras para avanzar.

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